sábado, 9 de octubre de 2010

Origami


Tan contradictoriamente frágiles
en su materialidad,
como eternas por la esencia
que las concibe y que atesoran:
figurillas de papel,
que incautas se convierten
en platónicas depositarias
de sueños y utopías;
en virtuales ventanas
al mundo de los deseos
-estos igualmente sensibles
y predispuestos a
una efímera existencia-.
Y, sin embargo, siguen ahí,
después de haber sido
configuradas
con nuestras pacientes manos
–con el ingenuo y, quizá,
vano anhelo de tocar
con ellas, y a través de ellas,
la eternidad–.
Y siendo así,
¡por Dios, que siempre haya
manos inocentes
dispuestas a crear y recrear
mil y una esperanzas!
Pues estas –aun de papel–
representarán
nuestros sueños,
y ese sólo hecho
las torna eternas
e indestructibles...

Para mi amigo Víctor

Pittsburgh, Pennsylvania.