sábado, 15 de enero de 2011
Danza
La música fluye:
provoca la danza...
Mas no la música que
desde fuera llega a los oídos;
sino aquella que libre y polirrítmica
transita por las venas...
No la danza
que lo académico sugiere;
sino aquella
que lo humano regenera...
Y, como signo sensible
de esa danza-música,
ese control orgánico
que lo mismo justifica
el quiebre más sutil,
que el más dionisiaco
movimiento...
Sí,
la danza es manantial,
razón y sueño...
¡Ah, si todos danzáramos!
-11 de octubre del 2005-
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